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Welcome to Spring Semester 2013
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Por: CLAUDIO BORRERO QUIJANO*
Gracias a DIOS que protegió mi vida del crimen aleve en mi Iglesia Catedral.
Prometo no desmayar en continuar predicando en este desierto la verdad sobre la
usurpación del patrimonio público territorial de los caleños, Tesoro Municipal,
representado en sus tierras “EJIDALES”, materia prima destinada por la ley
exclusivamente a fomentar la vivienda de los pobres, bienes de uso público
imprescriptibles, inenajenables e inembargables por mandato constitucional.
Ni “gringos”, ni aborígenes, negros, zambos, mulatos, mestizos, o cualquier
heterogeneidad racial, ni siquiera las tribus desplazadas por el Pacífico en
estos últimos 474 años se apropiaron del territorio EJIDAL, que por mandato
testamentario se destinó por la Corona Real para el goce y disfrute del común de
gentes así dispuesto en cédulas reales. Fue la avaricia insaciable de una
selectiva casta blanca de tradición bien apellidada, quienes ostentando
certificados de limpieza de sangre, escudo de familia, árbol genealógico, y toda
clase de zalamerías medievales, despojaron del Tesoro Municipal imprescriptible
a los caleños violando la Constitución y la ley.
Hoy, el General MANCUSO nos anuncia olímpicamente en el Congreso “les
devolveré las tierras”, en síntesis los usurpados “baldíos”, “reservas
forestales”, “fuentes hídricas”, bienes de uso público apropiados ilícitamente,
proclamando a los cuatro vientos la cacareada REPARACIÓN. En nuestra ciudad de
Cali se consolidó la histórica usurpación EJIDAL, de allí mi insistencia dentro
del marco de la ley, sin salirnos un ápice de ella, en aplicar la extinción de
dominio por enriquecimiento ilícito retroactivo en uno y otro caso.
A la fecha prevarica el Alcalde, prevarica el Concejo, prevarican los órganos
de Control, prevarican autoridades judiciales sentenciando prescripciones de
bienes de uso público imprescriptibles, prevarica de oficio la cúpula judicial
guardando silencio a sabiendas de las ilicitudes, reposan en los archivos
judiciales actuaciones históricas, sentenciando en serie mañosamente
prescripciones sobre bienes de uso público, estratégicamente tramitadas en
contra de indeterminados.
La REPARACIÓN en Santiago de Cali no se ha dado después de varios siglos, sin
otorgarle al pueblo lo que le pertenece. El mutismo colectivo frente a la
violación de la ley es producto heredado de una ley del zurriago que dejó en los
genes de los descendientes cobarde resignación en un pueblo irredento, sumiso y
amenazado. Señor Alcalde RODRIGO GUERRERO VELASCO, Usted acogido a la celeridad
que la norma le otorga, en verdadero gesto de JUSTICIA y PAZ puede beneficiar
esta capital cosmopolita y migratoria del Pacífico.